Enfermedad crónica, generalmente congénita o puede presentarse de forma inesperada y si no se trata a tiempo puede provocar ceguera
Es la segunda causa de pérdida de la visión en ambos ojos y afecta a varios millones de personas en el mundo.
El glaucoma no es una sola enfermedad sino un grupo de ellas, que están totalmente relacionadas con la presión alta o hipertensión ocular, con daño en el nervio óptico y la disminución del campo visual (se pierde visión de afuera hacia adentro).
Consiste en la acumulación del líquido en la cámara anterior al ojo, que se localiza entre la córnea y el iris con aumento de la presión intraocular.
Muchas veces el glaucoma empieza en un ojo y después afecta al otro, sin ningún signo de advertencia previo. Cuando no se detecta a tiempo, puede ocasionar ceguera en ambos ojos.
El glaucoma se clasifica según sus efectos y puede ser: primario cuando se desconoce su origen o secundario cuando se origina por diversos trastornos de salud como estrés, diabetes o hipertensión arterial, por el uso de ciertos medicamentos, que incluyen antihistamínicos, antidepresivos y gotas para los ojos, por lesiones físicas y/o anormalidades del ojo.
Afortunadamente sólo un pequeño porcentaje de personas que sufren la enfermedad, llegan a perder la vista. Los avances médicos han logrado mejores diagnósticos y tratamientos y si se detecta tempranamente, no debe causar ni siquiera pérdida moderada de la visión.
El glaucoma primario presenta pocos o ningún síntoma, es importante detectar a tiempo esta enfermedad cuyos síntomas son
- Sensibilidad a la luz y al brillo.
- Dificultad para diferenciar entre los diversos tonos de luz y oscuridad.
- Dificultad para ver de noche.
Muchos de los síntomas se presentan en una etapa avanzada de la enfermedad.
El glaucoma de ángulo cerrado presenta síntomas como:
- Visión borrosa.
- Halos de colores alrededor de las luces.
- Enrojecimiento del ojo.
- Náuseas y vómito.
- Endurecimiento del ojo afectado.
Estos síntomas requieren de atención inmediata, ya que la presión elevada daña rápidamente la retina y el nervio óptico y ocasiona la ceguera permanente.